En este post se describe el Índice de precios al consumidor (IPC), se lo delimita de otros indicadores, marcando bondades y deficiencias. Asimismo se expresan los motivos en los cuales radica su importancia.
En primer lugar, el IPC-INDEC “mide la evolución de los precios de un conjunto de bienes y servicios representativos del gasto de consumo de los hogares” (op cit) en un zona geográfica determinada, en este caso, Gran Buenos Aires (GBA) comprendido por Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 24 partidos de la provincia de Buenos Aires. La medición de este índice muestra la evolución (en promedios ponderados) de los precios de la canasta representativa, cuya composición es, en cierta medida discrecional, dado que las ponderaciones son estimadas mediante una encuesta, utilizando parámetros muestrales, no poblacionales, con las limitaciones pertinentes[2]. En estos términos, el índice intenta “reducir grandes cantidades de datos a proporciones manejables para llegar a mediciones útiles y los mas precisas posibles” (op cit).
En base a lo anterior, la principal limitación del IPC es que sólo constituye una aproximación al concepto de la inflación, en tanto este comprende a todos los bienes y servicios, no sólo a los consumidos por los hogares.[3]
Otra de las limitaciones es que “el IPC no es un índice del costo de vida”, porque no toma en cuenta los gastos de los consumidores para mantener su nivel de vida o nivel de utilidad[4].
Los bienes y servicios que forman parte de la canasta de medición del INDEC están clasificados y agrupados, según tres pautas, a) tipo de necesidad; b) separación entre bienes y servicios; c) similitud de características físicas o funcionales. Mas adelante, se presenta la estructura completa.
En cuanto a la limitación de esta canasta, se debe tener en cuenta que los precios se refieran a las variedades que cumplan con la clasificación correspondiente y las mismas deben estar disponibles para la venta en la cantidad y condiciones normales que reflejan los precios de mercados[5].
En segundo lugar, y como ya se ha expresado más arriba, el IPC se mide a los fines de tener una aproximación al concepto de inflación, es decir, para conocer la evolución de los precios de bienes y servicios que se consumen en forma minorista (o consumidores finales). Para complementar el análisis el INDEC estima, Índice de Precios Mayorista (IPM), Índice del Costo de la Construcción (ICC) y Índice de Precios Implícitos en el Producto Interno Bruto (IPIPIB). Más allá de esto no se logra medir la inflación como concepto.
Sin embargo, el IPC es (o debería serlo) de suma importancia para las decisiones tanto de política económica como empresariales dado que la evolución de los precios establece una aproximación del poder de compra del dinero, en la determinación del salario real como así también en la medición del PBI a precios constantes. En estos términos, por ejemplo, se puede tomar el IPC como valor de referencia para ajustar los salarios de manera que su valor real se mantenga, descienda o aumente de acuerdo a la política económica que se lleve a cabo.
De igual modo, el IPC es un indicador para la toma de decisiones del sector privado que se puede utilizar para actualizar contratos, realizar operaciones a futuro, entre otras tantas operaciones.
También es un indicador que sirve para actualizar los presupuestos estatales, que pueden encontrar problemas de valuación, en consecuencia, no alcanzaran a ser ejecutados en forma plena y ocasionarán problemas.
El IPC, como la mayoría de los indicadores económicos, permite analizar la coyuntura económica y plantear políticas para (o por lo menos intentar) modificar la economía. La observación de los indicadores económicos permiten dar una dimensión de los problemas de la sociedad en el plano, no sólo económico sino también social permitiendo plantear soluciones a la altura de los desafíos. Para esto es imprescindible contar con indicadores confiables.
Índice de precios al consumidor. ¿Qué y por qué?
En primer lugar, el IPC-INDEC “mide la evolución de los precios de un conjunto de bienes y servicios representativos del gasto de consumo de los hogares” (op cit) en un zona geográfica determinada, en este caso, Gran Buenos Aires (GBA) comprendido por Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 24 partidos de la provincia de Buenos Aires. La medición de este índice muestra la evolución (en promedios ponderados) de los precios de la canasta representativa, cuya composición es, en cierta medida discrecional, dado que las ponderaciones son estimadas mediante una encuesta, utilizando parámetros muestrales, no poblacionales, con las limitaciones pertinentes[2]. En estos términos, el índice intenta “reducir grandes cantidades de datos a proporciones manejables para llegar a mediciones útiles y los mas precisas posibles” (op cit).
En base a lo anterior, la principal limitación del IPC es que sólo constituye una aproximación al concepto de la inflación, en tanto este comprende a todos los bienes y servicios, no sólo a los consumidos por los hogares.[3]
Otra de las limitaciones es que “el IPC no es un índice del costo de vida”, porque no toma en cuenta los gastos de los consumidores para mantener su nivel de vida o nivel de utilidad[4].
Los bienes y servicios que forman parte de la canasta de medición del INDEC están clasificados y agrupados, según tres pautas, a) tipo de necesidad; b) separación entre bienes y servicios; c) similitud de características físicas o funcionales. Mas adelante, se presenta la estructura completa.
En cuanto a la limitación de esta canasta, se debe tener en cuenta que los precios se refieran a las variedades que cumplan con la clasificación correspondiente y las mismas deben estar disponibles para la venta en la cantidad y condiciones normales que reflejan los precios de mercados[5].
En segundo lugar, y como ya se ha expresado más arriba, el IPC se mide a los fines de tener una aproximación al concepto de inflación, es decir, para conocer la evolución de los precios de bienes y servicios que se consumen en forma minorista (o consumidores finales). Para complementar el análisis el INDEC estima, Índice de Precios Mayorista (IPM), Índice del Costo de la Construcción (ICC) y Índice de Precios Implícitos en el Producto Interno Bruto (IPIPIB). Más allá de esto no se logra medir la inflación como concepto.
Sin embargo, el IPC es (o debería serlo) de suma importancia para las decisiones tanto de política económica como empresariales dado que la evolución de los precios establece una aproximación del poder de compra del dinero, en la determinación del salario real como así también en la medición del PBI a precios constantes. En estos términos, por ejemplo, se puede tomar el IPC como valor de referencia para ajustar los salarios de manera que su valor real se mantenga, descienda o aumente de acuerdo a la política económica que se lleve a cabo.
De igual modo, el IPC es un indicador para la toma de decisiones del sector privado que se puede utilizar para actualizar contratos, realizar operaciones a futuro, entre otras tantas operaciones.
También es un indicador que sirve para actualizar los presupuestos estatales, que pueden encontrar problemas de valuación, en consecuencia, no alcanzaran a ser ejecutados en forma plena y ocasionarán problemas.
El IPC, como la mayoría de los indicadores económicos, permite analizar la coyuntura económica y plantear políticas para (o por lo menos intentar) modificar la economía. La observación de los indicadores económicos permiten dar una dimensión de los problemas de la sociedad en el plano, no sólo económico sino también social permitiendo plantear soluciones a la altura de los desafíos. Para esto es imprescindible contar con indicadores confiables.
A continuación se muestran las estructuras de ponderaciones,
[1] Índice de Precios al
Consumidor. Base 1999=100. Metodología Nº 13. Instituto Nacional de Estadística
y Censos. Agosto 2001. Buenos Aires.
¿Cómo usar un índice
de precios? Instituto Nacional de Estadística y Censos. Departamento de
Publicaciones. Marzo 2002. Buenos Aires.
[2] Vale aclarar que, las ponderaciones se determinan en un momento y se
mantienen en el tiempo, pero el gasto de los consumidores cambia en forma casi
permanente. Además el IPC no refleja los cambios en las calidades de los
bienes. Además para definir el dominio de bienes y servicios se debe utilizar
un concepto de gasto de consumos de los hogares y elegir los criterios de
medición.
[3] Al incluir solo los precios al consumidor minorista se esta dejando de
lado los precios de los bienes y servicios exportados, los bienes intermedios,
los precios mayoristas, los precios de los bienes de capital destinados a la
acumulación y otros tantos precios.
[4] Para profundizar esta discusión se puede consultar: Fischer (1922) The
parking of index numbers. Cambridge , Massachussets. Houston Mifflin. Samuelson (1947) Foundations
of Economics Analysis, Harvard
University Press; pp. 146-163.
Pollak (1981). The social cost of living index, Journal of Publics Economics,
Nº 3 Vol. 15; June. Pp. 311-336.
[5] En referencia a esto se debe tener en cuenta que no es posible
combinar en una misma medición precios de mercado con precios acordados ni
tampoco sustituir variedades que cumplen con la tipificación con otras que no
la cumplen. Esta es una de las críticas que se le realizan al INDEC en la
actualidad.
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